Tras la muerte de Julio Romero de Torres en 1930, La chiquita piconera se convertiría en una entidad más allá de la realidad de su propia modelo y un mito divulgado a través del cante, la zarzuela, la poesía o el teatro apuntalado en la libidinosa fábula entre esta y el pintor.
Pero este inconfundible icono parece encontrar su acomodo en la pintura dedicada a la prostitución una vez se aborda su simbología y la relación del pintor con otros artistas que dedicaron sus obras a esta temática. Paradójicamente, su evolución a través de las décadas la ha llevado a ser tomada por la sociedad actual como la representación de la mujer empoderada.
La chiquita piconera y sus paradojas aborda la inmortal obra de Julio Romero de Torres desde sus antecedentes pictóricos hasta el uso que de él hicieron ideologías progresistas y reaccionarias.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.