… se dice que “detrás de un gran hombre, hay una gran mujer” y yo siempre he dicho, incluso en públicos homenajes, que si es verdad que uno es un gran hombre, nunca puede tener detrás a una mujer. La tendrá a su lado. Y Josefina será siempre la gran mujer, que no estaba detrás, y que casi no pudo estar a su lado porque las situaciones por las que sufría Miguel, lo mantenían casi la mayor parte de su vida en común, separados, y así siguieron hasta que la muerte de Miguel en prisión, los separo definitivamente.
Hoy Jaime, ha podido escribir este libro, gracias al inmenso amor que se tuvieron, a las cartas que sustituían a una convivencia imposible, donde sus penas, rebeldías y miserias tenían ilusiones de comidas como él las cuenta, y que las convertía en poesías y cuentos para sus hijos y en nanas para acunarles al ritmo de los versos como en “ La nana de la cebolla”.
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.
Cristina Almeida
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