Si las celdas de castigo eran una cárcel dentro de la cárcel, los Estados de Excepción –como afirma Sartorius– fueron una dictadura dentro de la dictadura. Durante su vigencia los detenidos quedaban a merced de la arbitrariedad de la brigada político social o de la guardia civil que, en las temibles comisarías o cuartelillos, se ensañaban a placer con la disidencia antrifranquista. Pero el Estado de Excepción no sólo fue la respuesta del régimen al ascenso de la protesta obrera y estudiantil, sino que también mostraba la debilidad de un régimen que no conocía más respuesta que la represión.
La Dictadura en la Dictadura: detenidos, deportados y torturados en Andalucía durante el estado de excepción de 1969
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El Estado de Excepción de 1969 se llevó por delante casi un centenar de militantes antifranquistas andaluces, algunos de los cuales padecieron torturas, otros fueron confinados o deportados a los lugares más recónditos de las sierras andaluzas, e incluso al Sahara occidental: hombres y mujeres que lucharon por un futuro en libertad frente al rostro represor de un régimen que no debió existir jamás.
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