El 8 de marzo comencé a escribir este Diario de un confinamiento que concluí el 21 de julio, una vez que se levantó el Estado de alarma.
Esta crisis sanitaria, económica y social originada por la Covid-19 —que creo la más grave que hemos padecido desde la Segunda Guerra Mundial— continúa en una segunda oleada en la que tanto en España como en el resto del mundo aumenta el número de contagiados y siguen registrándose fallecimientos. Aunque el confinamiento al que nos vimos obligados para tratar de salvar el mayor número de vidas posible, nos trajo también un parón en las actividades industriales y en la movilidad que se tradujo en una disminución de la contaminación atmosférica y el ruido ambiental.
Recordaremos el año 2020 como el peor vivido por la Humanidad en lo que llevamos de siglo XXI a causa de los millones de casos registrados y los centenares de miles de fallecidos por Coronavirus.
Este diario surgió como iniciativa para tratar de animar aquellas tardes con mensajes de optimismo, poesía, buena música y reflexiones, textos y, sobre todo, entrevistas a aquellas personas que desde el mundo rural andaluz responden con solidaridad, generosidad y entrega al reto que se les presenta. Pero también es un homenaje al sector sanitario, transporte, productores de alimentos, farmacéuticos, barrenderos, limpieza, fuerzas de seguridad… en definitiva, a quienes han contribuido a que consiguiéramos superar la crisis sanitaria.
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